Esta semana leo en la prensa que el señor Silvio Berlusconi ha aprobado una nueva medida para aumentar la capacidad de recaudación del estado italiano, todo ello dentro de su plan de austeridad del Gobierno para hacer frente a la crisis. Se trata nada más y nada menos de cobrar a cada turista que visite la “ciudad eterna”, Roma, la capital italiana, una tasa fija de 10 euros.
Este nuevo impuesto turístico sería recaudado a través de las estancias en los hoteles, como un suplemento al coste del hospedaje.
La idea es aprovechar el gran flujo de turistas que visitan tanto las ruinas, monumentos y museos de la capital del antiguo imperio romano, como de los cristianos que peregrinan a la ciudad santa del Vaticano, y que supondrá una buena contribución al sostenimiento de los gastos públicos romanos.
En principio es de pensar que esta medida puede suponer un precedente entre los distintos gobiernos europeos, y podría verse favorecido por el afán recaudatorio de todos aquellos estados cuyos déficits públicos andan desbocados. Sin embargo es de pensar que este tipo de medidas sólo ayudarán a convertir a Roma, y allí donde se adopte, en un destino turístico poco competitivo. Quizás la ciudad de los emperadores no se resienta en sus cifras globales de turistas, pero habrá que estar atentos a los ingresos por turista que se mantienen. En momentos de crisis las expectativas de viajar se reducen… los presupuestos familiares se ajustan: si antes las vacaciones se planificaban para siete días, ahora se preparan para cinco. Si dormir en Roma cuesta más caro, quizás por lo que nos íbamos a gastar antes nos vamos a visitar Segovia….
Hace unos cuatro años, visité Roma, y me resultó una ciudad nada barata, más cara que Madrid o Barcelona. Estoy seguro que este tipo de medidas no sirven para contribuir de una manera efectiva a aumentar la recaudación del estado. Si la medida se generaliza entre otros destinos turísticos europeos, es un buen momento para demostrar nuestra competitividad: si en España no se adopta esta misma medida estoy convencido que se puede obtener el mismo efecto recaudatorio a través del aumento en el número de visitantes, y dando unos buenos servicios de calidad que inviten a repetir su visita.
Y porque no, quizás sea el momento de recorrer aquellos rincones de nuestra geografía que no tienen nada que envidiar al resto del mundo.
Este nuevo impuesto turístico sería recaudado a través de las estancias en los hoteles, como un suplemento al coste del hospedaje.
La idea es aprovechar el gran flujo de turistas que visitan tanto las ruinas, monumentos y museos de la capital del antiguo imperio romano, como de los cristianos que peregrinan a la ciudad santa del Vaticano, y que supondrá una buena contribución al sostenimiento de los gastos públicos romanos.
En principio es de pensar que esta medida puede suponer un precedente entre los distintos gobiernos europeos, y podría verse favorecido por el afán recaudatorio de todos aquellos estados cuyos déficits públicos andan desbocados. Sin embargo es de pensar que este tipo de medidas sólo ayudarán a convertir a Roma, y allí donde se adopte, en un destino turístico poco competitivo. Quizás la ciudad de los emperadores no se resienta en sus cifras globales de turistas, pero habrá que estar atentos a los ingresos por turista que se mantienen. En momentos de crisis las expectativas de viajar se reducen… los presupuestos familiares se ajustan: si antes las vacaciones se planificaban para siete días, ahora se preparan para cinco. Si dormir en Roma cuesta más caro, quizás por lo que nos íbamos a gastar antes nos vamos a visitar Segovia….
Hace unos cuatro años, visité Roma, y me resultó una ciudad nada barata, más cara que Madrid o Barcelona. Estoy seguro que este tipo de medidas no sirven para contribuir de una manera efectiva a aumentar la recaudación del estado. Si la medida se generaliza entre otros destinos turísticos europeos, es un buen momento para demostrar nuestra competitividad: si en España no se adopta esta misma medida estoy convencido que se puede obtener el mismo efecto recaudatorio a través del aumento en el número de visitantes, y dando unos buenos servicios de calidad que inviten a repetir su visita.
Y porque no, quizás sea el momento de recorrer aquellos rincones de nuestra geografía que no tienen nada que envidiar al resto del mundo.
Fotografía: http://www.morguefile.com/archive/display/10570
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