Redes de monedas sociales

Las monedas sociales están poniéndose de moda, y así lo demuestra las diferentes iniciativas que se están desarrollando al respecto. El pasado mes de Abril, durante la Fira de la Terra, celebrada en Barcelona, se presentó la Ecoxarxa de la Ciudad Condal, una nueva red de moneda social cuya finalidad es estimular la economía real a nivel local y satisfacer las necesidades básicas de las personas. Sin embargo esta experiencia no es nueva, otras similares ya existentes en diversas poblaciones como Montseny, Tarragona, Osona, Vélez-Málaga, Jerez o Granollers, así como en otras partes del mundo.
Todas estas redes funcionan como una central de compras que adquieren, tanto con el dinero canjeado por los billetes virtuales o reales llamados ecos (la paridad lo permite pues 1 eco = 1 euro), productos ecológicos a sus propios socios productores, para venderlos posteriormente entre los socios consumidores de cada red, siempre a un precio más favorable y en ambas divisas, como si se tratara de una cooperativa de consumo; esta original idea de complementar una divisa social con un sistema directo de distribución local de productos ecológicos es práctica común a todas estas experiencias. Muchas de ellas están utilizando una misma herramienta informática online para el registro de sus transacciones (se trata realmente de una plataforma web con sede en Sudáfrica, cuyas siglas CES corresponden a “Community Exchange System” (Sistema de Intercambios Comunitarios), web que ampara actualmente a más de 170 redes de moneda social de todo el mundo).
En este sistema quedan anotadas las operaciones de compraventa. En el mismo también figura la cuenta de cada usuario. Cada uno de ellos dispone de un límite inicial de endeudamiento de 100 ecos, aunque puede ampliarse hasta 500, según el nivel de participación de cada persona. Los intercambios arrojan un saldo positivo para quien ofrece el producto o servicio, y un saldo negativo para quien lo recibe. Los usuarios también pueden cambiar al mismo valor euros por ecos, que permiten el intercambio de bienes y servicios entre miembros de la red.
Cada una de estas redes es independiente de las demás y tiene sus propias peculiaridades, lo cual no ha impedido que se haya alcanzado un alto grado de coordinación entre los diferentes sistemas locales. De hecho, se acepta el uso de la moneda de una red en otra distinta. Una característica común que estas monedas comparten es que todas ellas están libres de tipos de interés. Su función no es acumular valor, sino estimular la compraventa de productos y servicios y fomentar la unión de productores y consumidores responsables. De este modo se potencia la economía real, basada en el intercambio.
También se ha anunciado que se está iniciando la puesta en marcha de una cooperativa integral ligada a este movimiento de monedas sociales. Se intenta que cada vez haya más productos y servicios que acepten la moneda social, para crear así toda una economía alternativa. También se espera que esta cooperativa integral permita la incorporación de todos los ámbitos de la actividad económica: consumo, producción, financiación y moneda social. Se pretende que sirva para satisfacer las principales necesidades básicas de las personas, incluyendo alimentación, salud, educación, transporte y energía. El objetivo final es crear un ecosistema.

+info (en inglés): Comunity Currency Magazine

Fotografia: http://www.morguefile.com/archive/display/601791